Paros es un rincón suspendido en el mar Egeo donde todo parece existir en equilibrio: la luz, el viento, el mar. Lo tiene todo, pero sin excesos. Lo justo para perderse, lo necesario para encontrarse. Aquí, el tiempo no corre: se desliza.

El norte de Paros: formas, música y sal
Muy cerca de Naoussa, el alma vibrante de la isla, el paisaje se convierte en una escenografía natural y escultórica. Entre las mejores playas de Paros —y tal vez de Grecia— está Kolympethres, un espectáculo de rocas blancas modeladas por el viento. Sus paisajes de piedra blanca, desgastados por el viento durante siglos, han formado calas que invitan a explorar con los pies descalzos y la mirada atenta.
No muy lejos, Monastiri Beach ofrece una experiencia distinta: más animada y social, pero sin perder la elegancia. Su beach club vibra con una energía suave, perfecta para quienes desean alternar el baño con una copa fría y música tranquila, sin estridencias. Es el tipo de lugar donde el día se desliza sin prisa, entre baños, lecturas y conversaciones que se alargan hasta el atardecer.
Y cuando llega la noche, Naoussa despliega su magnetismo. Las plazas se llenan, las terrazas se mezclan con risas, y todo el mundo es bienvenido. Para algunos de nuestros viajeros, Paros fue algo más que un destino: fue escenario y testigo de un momento inolvidable. “Queríamos un lugar vivo, pero íntimo. Alegre, pero auténtico”. Y lo encontraron en Naoussa.
Mientras recorrían las calles llenas de vida, llegaron a una plaza donde, entre diferentes restaurantes, idiomas y platos que corrían de cocina a mesas atestadas, se celebraba una boda griega en Paros. Al principio observaron desde lejos. Pero en cuestión de minutos, eran parte de la fiesta. Nadie preguntó de dónde venían ni si eran invitados. Solo bastó estar allí, brindar, reír, bailar. “Fue como si la isla nos hubiese adoptado por una noche”, contaban a su regreso. Y así es Naoussa: una celebración donde todo el mundo es bienvenido.
Quizá por eso tantas parejas eligen estas islas para casarse o como lugar para su viaje de novios. Porque aquí, la felicidad no se organiza. Se contagia.

El sur y el este de Paros: belleza, quietud y calma
En el este y el sur, Paros muestra su lado más íntimo. Aquí no hay beach clubs ni fiestas al atardecer. Hay silencio, caminos de tierra y playas escondidas entre colinas repletas de olivos.
Una de nuestras favoritas es Lolantonis Beach, al final de una carretera serpenteante. Una de esas playas donde no hay cobertura ni han llegado las sombrillas de colores. Solo mar, sol y la sensación de estar exactamente donde uno debe estar mientras mira sus aguas turquesas.
Esta zona de la isla es perfecta para quienes quieren descubrir la Paros más auténtica, alejada del turismo de masas, y conectar con una Grecia más serena, lenta y auténtica.
Antíparos: la hermana salvaje
A solo unos minutos en ferry desde Punda, Antíparos parece una versión más íntima y salvaje de su isla vecina. Desde el momento en que llegas a sus costas, sientes que has llegado a un lugar especial.
Nada más llegar, el pequeño pueblo del puerto enamora con sus calles blancas, su calma elegante y sus tiendas de moda discreta. Es un equilibrio perfecto entre tradición y estilo. Las casas encaladas, los arbustos floridos, los patios escondidos: todo destila ese encanto sereno de las islas griegas menos turísticas.
Perderse por los caminos de tierra es casi obligatorio. Por eso, alquilar un coche o un buggy es esencial para explorar la isla a fondo. No se trata de llegar a ningún lugar en concreto, sino de disfrutar del trayecto. Pero si hay que poner un destino, Faneromeni Beach es uno de esos secretos que aún se conservan intactos. Al sur de la isla, tras una ruta de curvas y vistas panorámicas de las aguas turquesas del Egeo, aguarda una cala escondida, sin bares ni tumbonas. Solo el mar, el sol y tú.
Y si se está buscando una experiencia aún más especial, un día de navegación por Paros y Antíparos puede ser la opción correcta. Saltar de cala en cala en un barco privado, detenerse donde el agua lo pide, almorzar a bordo y dejar que el viento decida el rumbo. No hay mejor forma de entender por qué estas islas se viven mejor desde el mar.

Recomendaciones prácticas para el viajero en Paros
- Alquila un coche:
Nada como tener libertad para perderse. Las mejores playas y pueblos más auténticos están lejos del transporte público. - Reserva un día de navegación:
Un barco privado entre calas escondidas de Paros y Antíparos. Es uno de los recuerdos más especiales del viaje. - Busca el marisco más fresco:
Evita las zonas más turísticas y busca restaurantes familiares en pueblos del interior o en puertos menos transitados. - Sube hasta el monasterio de Agioi Anargyroi al atardecer:
Desde lo alto de Parikia, las vistas sobre la bahía te regalan una de las mejores puestas de sol del mar Egeo. - Prueba los dulces de horno:
Por los caminos rurales encontrarás panaderías artesanales donde comprar pastas y bollos griegos. Un placer diario imprescindible.